Funcionamiento de la Magia

La magia es un don obtenido a través de un sacrificio, y como tal, sigue una ley que probablemente conozcas. La ley del intercambio equivalente: “El hombre no puede ganar nada sin dar primero algo a cambio. Para crear, algo de igual valor debe perderse.”
La magia no es gratuita, y es que para usarla, debes sacrificar constantemente algo de igual valor al resultado que esperas obtener. Es por ello que debe ser usada con cuidado, pues puede tomar más de lo esperado, e incluso hay magos que han perecido en el intento de crear cosas demasiado grandes. Es un arte hermoso, pero que fácilmente puede cogerte con la guardia baja y tentarte para conocer el lado más siniestro y oscuro de ti mismo hasta quebrar tu cordura y tu consciencia.
No podemos crear materia, pero si transmutarla. A través del uso de los cuatro elementos, que usualmente están presentes en casi todo lugar, podemos crear algunos materiales como vapor, hielo, chispas, llamas o rocas.
El uso constante de la transmutación desmedida podría provocar que transmutemos vitalidad a cambio de energía, por lo cual el uso de la magia es peligroso, pudiendo producir la muerte de ser utilizada de forma desmedida.
Tenemos un límite equivalente a nuestro peso en transmutación, y a partir de esa cantidad, necesitaremos sacrificios para poder seguir transmutando lo que está a nuestro alrededor.
La magia psíquica es aquella que utiliza la energía vital humana o animal para convocar espíritus y proyecciones malignas capaces de introducirse en el sueño de otras personas, provocando pesadillas e ilusiones físicas. A veces, es capaz crear ilusiones sin necesidad de que la otra persona esté dormida, pero lleva una mayor cantidad de energía, y por ende sacrificios. A través de esta técnica, podemos hacer ver cosas, modificar recuerdos y crear sentimientos, tales como amor, rechazo, odio, tristeza o resentimiento.
En base a este tipo de magia, se han creado hechizos de amarre, separación o maldiciones que afectan al individuo para con su vida personal. Son tipos de magia oscuras muy difíciles de detectar y combatir, y provocan, en caso de ser combatidos, un efecto muy negativo en quien realizó la maldición, pudiendo provocar lesiones psicológicas.

Lamentablemente, no contamos con ningún tipo de herramienta para controlar o comunicarnos con almas fallecidas. A veces podemos utilizar su energía, que se encuentra disponible a nuestro alrededor, pero pocas veces somos capaces de dominarla.
Es por ello que, por sobre todo, los magos y brujas tememos a los muertos, y los respetamos. Juegos tales como la Ouija y demás han sido utilizados para intentar entablar una comunicación, pero incluso el mago más poderoso es incapaz de combatir las fuerzas oscuras y benignas que se esconden en la tierra de los muertos, y es por ello que pocos se atreven a intentar manipularlas o perturbarlas.
Algunos creen que, al morir, los magos se liberan de las ataduras físicas y son capaces de acceder a la fuente unviersal de energía, lo que los convierte en dioses. Como tales, sus intenciones no son conocidas.